Decidir y actuar como un artista aunque sólo sea por unas horas implica una actitud de valentía; de repente te encuentras sólo, ante un papel en blanco y todo lo que durante meses habías decidido dibujar o pintar desaparece o te parece una tontería.
Esto nos sucede constantemente cuando tratamos de enfrentarnos con el “hecho creativo” y precisamente por ello tenemos que hacer un esfuerzo por desbloquearnos.
Para aquellos niños que tienen de 5 a 9 años, sería importante que comprendieran que están en pleno desarrollo de su tono motor y de su sentido artístico; o lo que es lo mismo:
los más pequeñitos notan que cada vez sujetan los pinceles y los lápices de forma más suelta y a medida que somos más grandes somos capaces no sólo de dibujar desde los dedos sino transmitir la fuerza desde la muñeca al codo y hasta pintar desde el hombro.
Para desarrollar un buen tono motor es bueno cambiar la escala de los soportes, los papeles o lienzos pequeños suelen ser los más usados en casa-cole ( dinA4) y nos hacen sentir más seguros “conocemos ese espacio” “ lo abarcamos con el cuerpo” por eso hay que atreverse con superficies más grandes que superen nuestro espacio corporal y obliguen a combinar hombro con codo y manos.
“Apropiarse del espacio” es dibujar en toda su extensión, no tener miedo a realizar trazos grandes y a equivocarse,
arriesgarse a trabajar desde el descontrolado hombro para con el tiempo y la práctica dominarlo cada vez más.
“Escaparse del límite corporal” de la seguridad del dibujo de cuartilla controlado y conquistar espacios más grandes, que nos obliguen a dibujar de pié,
“alejarnos de la obra para descubrir gestos y líneas que también están dentro de nosotros”.
Cristina (6 años) y Clara (8años) son dos valientes que se han atrevido a realizar estos dos carboncillos de tamaño 50x70 cm, trabajando toda la superficie y realizando un estudio del natural.